En apenas cinco días, dos discursos trascendentales han reorientado el rumbo de las finanzas cripto en Estados Unidos.
El 31 de julio, el presidente de la SEC, Paul S. Atkins, presentó públicamente el “Proyecto Crypto”, integrando de manera oficial el objetivo de “migrar todos los mercados de capital estadounidenses a la blockchain” en la agenda regulatoria.
Pocos días después, el 4 de agosto, la comisaria Hester M. Peirce abordó la redefinición de la privacidad financiera y los principios regulatorios en el evento “Peanut Butter & Watermelon” de UC Berkeley.
Analizados en conjunto, ambos hitos confirman que Estados Unidos avanza no solo mediante la clarificación normativa para dotar de mayor competitividad a sus mercados de capital, sino también redefiniendo derechos fundamentales para atraer al talento global más cualificado.
El “Proyecto Crypto” de Atkins representa una apuesta audaz por la reforma estructural del sistema de mercado estadounidense.
Atkins trazó la evolución desde el histórico Acuerdo de Buttonwood de la NYSE hasta la irrupción de los Sistemas Alternativos de Negociación (ATS), articulando una visión anclada en la actualidad: llevar toda la emisión, custodia y negociación de activos en Estados Unidos a la blockchain.
La propuesta se estructura en tres grandes ejes:
En primer lugar, pretende resolver el tradicional dilema de “¿es un valor?” mediante estándares claros y aplicables, abriendo carriles regulatorios diferenciados para cada tipo de token: commodities digitales, stablecoins y tokens de valor con rendimiento.
En segundo lugar, plantea modernizar la custodia, subrayando que “la autocustodia es un valor fundamental de Estados Unidos” e incluyendo actividades como el staking entre las opciones de inversión reguladas.
En tercer lugar, introduce la regulación de una “super-app”: una plataforma única y supervisada desde la que gestionar simultáneamente valores y activos digitales no considerados valores, reduciendo así las ineficiencias derivadas de la fragmentación regulatoria.
Atkins insistió repetidamente en la importancia de “traer empresas y equipos de vuelta a Estados Unidos”, situando el Proyecto Crypto en línea con el Grupo de Trabajo Presidencial (PWG) y la última legislación federal sobre stablecoins.
Por su parte, el discurso “Peanut Butter & Watermelon” de Peirce propuso un nuevo marco conceptual para la privacidad financiera en el entorno digital.
Peirce analizó la doctrina del tercero y la normativa BSA/AML, destacando el error fundamental de trasladar sin adaptación la vigilancia masiva bancaria a las redes cripto peer-to-peer.
A medida que la tecnología reduce el papel de los intermediarios, los límites de los derechos también han de evolucionar; de lo contrario, el cumplimiento normativo podría degenerar en un “informa todo lo posible”, encareciendo los procesos sin aportar mejoras reales.
Peirce citó casos judiciales y datos que demuestran la necesidad de redibujar el límite entre privacidad y regulación en entornos digitales, oponiéndose a la inclusión automática de usuarios y desarrolladores en el sistema de vigilancia.
Aunque reconoció la necesidad de prevenir el delito, defendió la proporcionalidad, la aplicación ajustada y defendió la legitimidad de las tecnologías que protegen la privacidad.
Atkins se define como un auténtico “ingeniero de estructuras de mercado”.
Fue comisario de la SEC entre 2002 y 2008, presidió BATS Global Markets (2012-2015) y fundó la consultora Patomak especializada en cumplimiento y estructuras de mercado, hasta ser nombrado 34.º presidente de la SEC en abril de 2025.
Su trayectoria pública evidencia un compromiso constante con la “promoción de la competencia” y la “eliminación de regulaciones redundantes”, lo que explica que el “Proyecto Crypto” plantee una hoja de ruta para integrar bolsas, brókers, clearing, custodia y liquidación on-chain en un ecosistema unificado.
Peirce, conocida como “Crypto Mom”, resulta aún más relevante por su “doble perspectiva” dentro y fuera del sistema.
Comisaria de la SEC desde 2018, ha sido investigadora en el Mercatus Center, asesora principal del Comité Bancario del Senado y abogada en la División de Gestión de Inversiones de la SEC, donde ejerció incluso como consejera legal de Atkins.
Gracias a este itinerario, comprende tanto los límites legislativos como la realidad de la aplicación regulatoria, interpretando las reformas desde un enfoque de teoría jurídica, más allá de la mera normativa.
Estas credenciales, respaldadas por la confianza de Atkins, motivaron su designación como responsable del Crypto Task Force de la SEC.
Si midiéramos la competitividad estadounidense en dos dimensiones —atractivo del mercado de capitales y captación de talento—, ambos discursos actúan en cada eje y convergen en un efecto multiplicador.
Atkins identifica las claves del atractivo del mercado: clasificación nítida de tokens, coexistencia de custodia y autocustodia, plataformas unificadas de negociación y compatibilidad cross-category, y cumplimiento normativo para liquidaciones on-chain.
Todo ello potencia la eficiencia del ciclo “emisión–negociación–liquidación–custodia”, canalizando liquidez on-chain sobre activos denominados en dólares estadounidenses.
La visión de Peirce sobre la atracción de talento parte de los principios fundamentales: la privacidad financiera es un derecho civil y no debe “cederse silenciosamente” con el avance tecnológico.
Si bien la regulación exige auditabilidad y responsabilidad, nunca puede ser a costa de las libertades fundamentales.
En definitiva, Atkins sienta las bases, mientras Peirce incentiva a las personas a sumarse al proyecto.
Actualmente, la competencia internacional ya no consiste en decidir si regular, sino en ver de quién son las normas que funcionan como un “sistema operativo computacional y componible”.
MiCA, en vigor en Europa desde 2024, define dos grandes categorías de stablecoins (ART y EMT) y fija estándares uniformes de whitepapers, capital, reservas, divulgación y plazos de reembolso, habilitando el pasaporte transfronterizo. Su fortaleza es “canjear licencias por certidumbre”, aunque aún regula la interacción DeFi a través de proveedores de servicios.
Emiratos Árabes Unidos destaca por su doble vía —el Reglamento de Activos Virtuales de Dubái (VARA, 2023) y el marco de tokens referenciados a fiat del ADGM en Abu Dabi— que ofrece “gran transparencia y rápida adaptación”, con licencias y controles para exchanges, custodios y emisores, y ajustes continuos mediante directrices técnicas.
La nueva regulación de stablecoins de Hong Kong, en vigor el 1 de agosto de 2025 y supervisada por la HKMA, subordina la emisión de stablecoins vinculadas a licencias y prioriza estos productos como puerta de entrada al mercado tokenizado. Destaca la jerarquía legal y la autoridad supervisora, aunque aún debe demostrar su adaptación a aplicaciones nativas y cooperación internacional.
La MAS de Singapur culminó su marco de stablecoins en 2023, exigiendo reservas 100 % de alta calidad, reembolso en cinco días, auditoría independiente y requisitos de capital. La nueva Ley de Servicios de Pago de Japón también en 2023 trata las stablecoins en yenes como “activos monetarios” y limita la emisión a bancos, fondos fiduciarios y firmas de transferencias; el anteproyecto surcoreano sobre activos digitales refuerza la segregación ante insolvencia, custodia de reservas y auditoría.
El patrón común: primero stablecoins de pago para digitalizar el dinero, con valores tokenizados y activos reales a continuación.
El modelo estadounidense basado en principios se desarrolla en dos capas interconectadas.
Primero la monetaria: el 18 de julio, Trump promulgó la Ley GENIUS, que da amparo federal a las stablecoins de pago, exige reservas líquidas 1:1, divulgación periódica y protección concursal “superprioritaria”. Por primera vez se trata el dinero programable de manera homogénea desde la emisión y liquidación hasta la salvaguarda de fondos y la calificación de emisores (bancarios o no bancarios federales).
En segundo lugar, la de derechos: Peirce no solo apuesta por una supervisión “ligera”, sino que somete a debate el impacto real de la doctrina del tercero y la BSA, defendiendo una supervisión “proporcional y precisa” frente a la vigilancia indiscriminada, y devolviendo la privacidad al núcleo de los derechos básicos.
Frente al enfoque europeo centrado en la licencia, el sistema de listas comerciales de Oriente Medio y el modelo asiático orientado a pagos, Estados Unidos apuesta por “estructura de mercado y derechos” como pilares gemelos, lo que ofrece confianza real a largo plazo a desarrolladores y empresarios.
Primero: articula tu estrategia por capas.
A corto plazo, utiliza Hong Kong, Singapur, Emiratos Árabes Unidos y Europa como bases de regulación y crecimiento. Pero el horizonte estratégico debe ser EE. UU.; la planificación y posicionamiento han de arrancar de inmediato.
Estados Unidos representa el mayor mercado de beneficios, el anclaje de la valoración y el patrón de referencia global: obviarlo implica asumir un descuento de valoración estructural.
Las barreras de entrada no solo son de costes, sino de alineación con los principios fundacionales: los productos deben diseñarse con privacidad por defecto y la compliance debe ser auditable y fiable.
Segundo: actúa tanto en producto como en el frente de licencias.
La Ley GENIUS y su marco federal para stablecoins de pago anticipan que el cash y fondos a corto plazo respaldados por dólares serán el estándar en B2B, liquidaciones internacionales y finanzas on-chain.
Para empresas de stablecoins, RWA e infraestructura de intermediación, la prioridad es que reservas, procesos de reembolso, auditoría independiente y segregación de insolvencia cumplan con las normativas de EE. UU., mientras refuerzan KPIs operativos y controles de riesgo reales con fondos y clientes en Singapur, Emiratos y Europa, consolidando así sus historiales y trazabilidad para compliance a largo plazo.
Tercero: refuerza los canales y conexiones de ecosistema al estilo estadounidense.
La visión de “super-app” de Atkins sugiere que EE. UU. podría adoptar una arquitectura de licencias más unificada, con nuevos requisitos de interoperabilidad para trading, market making, intermediación, asesoría, activos sintéticos y custodia.
La vía más pragmática es asociarse cuanto antes con el sistema financiero estadounidense a través del whitelisting, integración de liquidaciones y pilotos de settlement on-chain, posicionando la empresa como nodo plug-and-play en lugar de operador vertical y capital-intensivo.
Cuarto: localiza relato y composición de equipo.
El discurso de Peirce anticipa que los reguladores estadounidenses tienden hacia la cuantificación y la proporcionalidad científica del eje privacidad/cumplimiento/eficiencia.
Los equipos de riesgos, datos y legales han de aportar valor minimizando los reportes innecesarios y maximizando la trazabilidad; los ingenieros más destacados deben encajar en culturas que “integran derechos en el producto”, clave para fichar talento tecnológico en EE. UU.
Igualmente importante: los equipos de negocio y operaciones deben comprender en profundidad la narrativa y la cultura empresarial local —traduciendo los conceptos regulatorios en propuestas de valor comercial y los atributos tecnológicos en soluciones para el cliente—, consolidando relaciones de confianza a largo plazo con asociaciones sectoriales, reguladores estatales y federales, compliance institucional y compras.
Al analizar el “Proyecto Crypto” de Atkins junto a “Peanut Butter & Watermelon” de Peirce, se aprecia un EE. UU. que resulta atractivo tanto para el capital como para el talento:
La certidumbre institucional y la ingeniería de mercado de Atkins atraen liquidez y oferta; el firme compromiso de Peirce con la privacidad y la libertad transforma a EE. UU. en el mercado predilecto para desarrolladores, usuarios y marcas.
Para el capital y las empresas chinas, EE. UU. puede que no sea hoy la única plaza, pero sí es el terreno estratégico que conviene conquistar a largo plazo.
Perfecciona el cumplimiento normativo y la base tecnológica en mercados próximos y accede a EE. UU. cuando estés listo, donde la regulación y la narrativa convergen. Así lograrás tender el puente entre las finanzas Web3 y Web2 en EE. UU. y materializar todo el potencial de los activos digitales estadounidenses.